horror
HASIRA (cuarta parte y final)
IV La nada es infinita. Es todo lo que hay frente a mí y alrededor. Luz y oscuridad son sólo ideas abstractas en esta nada. Acá nada se ve, nada se escucha, nada se siente. Hasta la más absoluta oscuridad sería más placentera que esta nada. Y yo estoy… ¿Yo? ¿Qué es esa idea de … Read moreHASIRA (cuarta parte y final)
HASIRA (tercera parte)
III El horizonte se ve anaranjado mientras el sol se esconde detrás de la casa de los LaLaurie. El hambre y el cansancio no permiten que mueva mi cuerpo gestante, y sé que aún quedan horas para la ración nocturna de alimento. A mi alrededor los hombres y mujeres siguen trabajando, muchos indiferentes, encerrados en … Read moreHASIRA (tercera parte)
HASIRA (segunda parte)
II Estoy acostado sobre la hierba como siempre, dejando que el sol caliente mis piernas mientras la sombra de mi árbol preferido protege mi cuerpo. Estoy dormitando y al mismo tiempo pensando en qué haré con los panes extra que he preparado. Podría intercambiarlos con los viejos por alguna tela, o simplemente regalarlos. De pronto … Read moreHASIRA (segunda parte)
HASIRA (primera parte)
I Voy caminando por la calle luego de un día de mierda en el liceo. Habría sido un día de mierda como cualquier otro, pero pronto se volverá más de mierda. Un grupo de estudiantes, tal vez algunos que yo conozco, están haciendo una barricada en la calle. Es sólo cosa de tiempo para que … Read moreHASIRA (primera parte)
El Hombre Eterno, capítulo 1
Estoy trabajando en tres novelas al mismo tiempo, y como si eso fuera poco, comencé una cuarta. Es una idea que tenía hace meses y la estaba guardando para el futuro. Pero hace unos días tuve un encuentro desagradable en un estacionamiento, y fue muy parecido a cómo visualizaba la introducción del protagonista de esta … Read moreEl Hombre Eterno, capítulo 1
Martillo (1)
La cabeza de un martillo medio oxidado se aceleraba gracias a la fuerza centrífuga y a la energía agregada por el pequeño brazo de una niña de doce años. La trayectoria apuntaba directo a la frente del tío de la pequeña, quien no alcanzaría a reaccionar. Esta simple acción, a pesar de la poca fuerza del brazo de la niña, repetida varias veces, sería suficiente como para que el cuerpo del tío estuviese bajo tierra unos días después. Mientras la pequeña dejaba el cuarto de baño, el cuerpo lánguido