Cumpleaños Inolvidable

Publicado originalmente en “Rostros de la Noche II” de editorial Komala. Se miró al espejo intentando eliminar los pensamientos intrusivos, pero sabía que nodesaparecerían fácilmente. Una vez al año sentía el mismo horror y los pensamientos laaplastaban como una avalancha. Verse reflejada con un maquillaje perfecto (el mejordelineado que pudiera lograr a sus 17 años … Read moreCumpleaños Inolvidable

Primera Impresión

En el centro de una habitación oscura, de paredes metálicas y plástico reforzado, descansaba una cápsula blanca de dos metros, inmaculada a pesar de llevar años esperando. La habitación parecía no contener nada de vida y podría haber estado inmutable por aún más años de no ser por una señal recibida, que provocó la activación … Read morePrimera Impresión

HASIRA (cuarta parte y final)

IV La nada es infinita. Es todo lo que hay frente a mí y alrededor. Luz y oscuridad son sólo ideas abstractas en esta nada. Acá nada se ve, nada se escucha, nada se siente. Hasta la más absoluta oscuridad sería más placentera que esta nada. Y yo estoy… ¿Yo? ¿Qué es esa idea de … Read moreHASIRA (cuarta parte y final)

HASIRA (segunda parte)

II Estoy acostado sobre la hierba como siempre, dejando que el sol caliente mis piernas mientras la sombra de mi árbol preferido protege mi cuerpo. Estoy dormitando y al mismo tiempo pensando en qué haré con los panes extra que he preparado. Podría intercambiarlos con los viejos por alguna tela, o simplemente regalarlos. De pronto … Read moreHASIRA (segunda parte)

Martillo (1)

La cabeza de un martillo medio oxidado se aceleraba gracias a la fuerza centrífuga y a la energía agregada por el pequeño brazo de una niña de doce años. La trayectoria apuntaba directo a la frente del tío de la pequeña, quien no alcanzaría a reaccionar. Esta simple acción, a pesar de la poca fuerza del brazo de la niña, repetida varias veces, sería suficiente como para que el cuerpo del tío estuviese bajo tierra unos días después. Mientras la pequeña dejaba el cuarto de baño, el cuerpo lánguido

Fosa Común (segunda parte)

El tiempo apremiaba, ya que los cuerpos estaban descomponiéndose, la piel ennegrecida se resbalaba de algunos cuerpos, haciendo nuestra tarea más difícil y lamentable. El hedor se había vuelto algo habitual en el antes hermoso lugar que llamábamos hogar y las moscas se volvían nuevos invasores que rápidamente se apropiaban del lago. El hedor y la decadencia se pegaba en nuestras manos. Las lavamos en el lago, y este también se volvió rancio.