Martillo (1)
La cabeza de un martillo medio oxidado se aceleraba gracias a la fuerza centrífuga y a la energía agregada por el pequeño brazo de una niña de doce años. La trayectoria apuntaba directo a la frente del tío de la pequeña, quien no alcanzaría a reaccionar. Esta simple acción, a pesar de la poca fuerza del brazo de la niña, repetida varias veces, sería suficiente como para que el cuerpo del tío estuviese bajo tierra unos días después. Mientras la pequeña dejaba el cuarto de baño, el cuerpo lánguido