No soy ultra fanático de Dream Theater, pero hay varios de sus discos que me encantan. Entre ellos, obviamente, está Metropolis Pt. 2; Scenes from a Memory. Y pasa que hace unos meses no podía dormir, y me estaba dando vueltas en la cama cuando comencé a repasar ese álbum en mi mente, como parte de un ritual habitual para ayudarme a dormir.
El ritual simplemente consiste en escuchar mentalmente un disco que me gusta mucho, reviviendo las palabras, ritmos, solos y demás. Por lo tanto, tiene que ser un disco que tenga bien memorizado. Por lo general elijo Puritanical Euphoric Misantropia, Symphony of Enchanted Lands o Master of Puppets, pero en este caso elegí este de Dream Theater, por alguna razón que no entiendo, y a pesar de no tenerlo bien memorizado.
Aún así, las canciones se reproducían perfectamente en mi mente, sorprendiéndome a mí mismo por recordar la letra completa de cada una, sin tener que quedarme pensando en cómo seguía o qué canción venía después.
Con la sección consciente de mi mente trabajando en piloto automático y recibiendo información directa del subconsciente, mi concentración bajó hacia zonas que nunca antes había explorado. Vi cosas que ya conocía desde un punto de vista diferente y recordé vivencias que estaban sepultadas hace años, todo con la música sonando de fondo.
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Creo que cuando iba por Dance of Eternity comencé a tener un grado de conciencia superior. Comprendí verdades sobre el universo, la ciencia y la historia de maneras que me habrían sido imposibles en otro momento. Experimenté en mi pecho la conexión entre el origen del universo y mi experiencia personal, insignificante y trascendental al mismo tiempo.
Sin darme mucho cuenta, de pronto ya estaba escuchando (reproduciendo?) The Spirit Carries On. En ese momento vi todo muy claro. Las cosas que odio de mi presente y mi pasado me parecieron esenciales. El sufrimiento, las alegrías y la incertidumbre de ser un humano en este mundo encajaban perfectamente, llevándome al momento de la revelación. En ese momento de claridad, supe cuál era el sentido de mi existencia, y la cruel depresión que por años me apresaba de pronto se esfumó. Sabía cuáles eran las pequeñas y grandes acciones concretas que debía llevar a cabo para estar en un mejor lugar, espiritual y materialmente.
De pronto ya estaba cerca del final de Finally Free, la última canción del disco, y en los pocos minutos que quedaban de canción pude comunicarme con un ser espiritual. Era parte hombre, parte mujer y parte felino. Vestía una armadura ligera y sus facciones eran severas a la vez que delicadas. Este ser flotaba frente a mí, comunicándome telepáticamente cosas que debía recordar. Hice mi mayor esfuerzo para no olvidar, pero mientras traducía los mensajes abstractos que me llegaban en palabras entendibles, la canción terminó, dejando el sonido de estática con el que acaba Metropolis Pt. 2: Scenes From a Memory de Dream Theater. Con eso se acabó mi momento de claridad, sin poder recibir el mensaje completo, y olvidando la esencia de lo que me fue comunicado.
Despierto, sobre mi cama, mirando hacia el techo de mi habitación, intenté volver a hacer el ejercicio de repasar el álbum en mi mente, pero las palabras no las recordaba, o venían a mi mente las notas equivocadas. Luego intenté recordar Six Degrees of Inner Turbulence, el sexto disco de Dream Theater, y que comienza con el mismo sonido de estática con el que termina el anterior. Tampoco logré nada. Quise pensar en otras canciones que conociera mejor, pero más allá de poder recordarlas a la perfección, no pude llegar al trance que casi me llevó a la mayor epifanía de mi vida.
Desde ese día mi vida tiene un poco más de sentido. Si bien, no se exactamente que es lo que debo hacer para estar mejor y la depresión aún está presente, tengo la certeza de que tengo un llamado en esta vida. Intento cada noche volver al estado de esa vez, esperando que tal vez resulte de nuevo. La angustia de saber que hay una verdad absoluta, la cual estuve a punto de aprender, me corroe, pero al mismo tiempo me incentiva a investigar más sobre la comunicación con seres espirituales que, quizás viven en regiones inexploradas del universo, o tal vez viven dentro de nosotros.
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