La Reseña Atrasada #1: The Call of Cthulhu (2005)

Adaptar obras escritas al cine siempre ha sido una tarea difícil. Cuando se trata de la obra de H. P. Lovecraft parece ser algo aún más complicado, incluso imposible. Esto puede ser por tres razones. Primero, la descripción es tan detallada que es imposible hacerle justicia.

Los objetos tienen una longitud total de ocho pies. El torso, en forma de barril, con cinco protuberancias, mide seis pies de longitud, tres pies y cinco décimas de diámetro central y un pie de diámetro en los extremos. Gris oscuro, flexibles y extraordinariamente duros. Alas membranosas de siete pies de longitud y del mismo color, que encontramos plegadas, salen de los surcos entre las protuberancias. La estructura de las alas es tubular o glandular, de un color gris más claro, con orificios en las puntas. Las alas extendidas tienen los bordes serrados. En torno al ecuador, en el centro de cada una de las cinco protuberancias verticales semejantes a duelas de barril, hay un sistema de brazos o tentáculos gris claro y flexibles, que encontramos fuertemente plegados contra el torso, pero se pueden extender hasta una longitud máxima de más de tres pies. Se asemejan a los brazos de los crinoideos primitivos. Tallos sencillos de tres pulgadas de diámetro se ramifican a una distancia de unas seis pulgadas en otros cinco tallos, cada uno de los cuales se subdivide al cabo de ocho pulgadas en pequeños tentáculos o zarcillos ahusados que dan a cada tallo un total de veinticinco tentáculos. 

En las Montañas de la Locura. 1936

En segundo lugar, la descripción es demasiado vaga y permite múltiples interpretaciones entre los lectores.

Era un sonido impío, uno de esos insidiosos ultrajes de la naturaleza que no tienen razón de ser. Calificarlo de lamento opaco, de gemido de un condenado, o de aullido desesperanzado en que se aunaban la angustia y el dolor de una carne sin mente, no habría bastado para describir su calidad esencial de repugnante ni para explicar el espanto que despertaba en el espíritu.

El Caso de Charles Dexter Ward. 1927

Ya me imagino las discusiones entre el diseñador de la banda sonora y el director para decidir cómo suena eso.

Por último, la descripción de los lugares o eventos es demasiado difícil, o imposible de filmar. Sin ir más lejos, Lovecraft usualmente escribió sobre entidades inconcebibles.

El mismo sol del cielo parecía desvirtuado cuando era contemplado a través del efluvio polarizador que brotaba de aquella perversión empapada de agua de mar, y una retorcida amenaza o incertidumbre acechaba lascivamente en aquellos ángulos disparatadamente esquivos de roca labrada, en los que una segunda mirada mostraba una superficie cóncava allá donde antes se había visto una convexa.

La Llamada de Cthulhu. 1926. 

Si bien, puede encontrarse una forma de filmar esta idea, es muy difícil encontrar la forma de transmitir un concepto así de confuso sin distraer al público y manteniendo la atmósfera oscura y ominosa. 

Esta última, creo yo, es la razón más importante de por qué hay relativamente pocas adaptaciones directas del trabajo de Lovecraft al cine. Lo que sí abunda en cine, videojuegos, libros e incluso música, son influencias, ya sea en el tono, los temas, personajes o la mitología de Lovecraft. 

A pesar de lo que he descrito anteriormente, en 2005 un grupo de fanáticos de Lovecraft decidieron realizar una tarea que parecía imposible: producir una adaptación fílmica con un limitado presupuesto de La Llamada de Cthulhu, la obra más conocida del autor. ¿Habrán sido exitosos, logrando un film fiel o al menos respetuoso del material original ,o habrán fracasado miserablemente? Lo leeremos a continuación. 

The Call of Cthulhu cuenta la historia de… ¿en realidad necesito resumir la historia? Si no la has leído, léela ahora. Está en todo el internet y en cualquier idioma. Bueno, la voy a resumir igual. The Call of Cthulhu cuenta la historia de Francis Wayland Thurston, quien descubre unos documentos y evidencias que dejó su tío antes de morir. Los documentos demuestran la existencia de un culto a un dios llamado Cthulhu. Esto acompañado de una estatua inquietante y de procedencia desconocida. Francis continúa con la recolección de evidencia, llegando a la conclusión de que Cthulhu es real y que la destrucción de la humanidad es inminente en las manos de este dios que es más bien indiferente a nuestra existencia. La pequeñez e irrelevancia de la humanidad ante tal dios y la vastedad del universo son suficientes para, al parecer, volver loco al protagonista. 

La película comienza con el protagonista entregando unas carpetas llenas de documentos y textos a otro hombre en un manicomio, y le pide al hombre que se deshaga de ellos. Luego vamos de vuelta al momento en que Francis encuentra los documentos de su tío. Esto hace que la película sea un gran racconto que incluye relatos dentro de relatos, algo similar a Frankenstein. No sé si la similitud es intencional o no. Prefiero creer que si. Los cambios en la trama y los personajes son tan ínfimos que no vale la pena mencionarlos. Lo más interesante es la forma en que la película está contada. 

El film imita la estética y el lenguaje cinematográfico de los años 30. Usando la técnica del Mythoscope (mitoscopio?), que mezcla técnicas antigua y modernas, resultando en una experiencia audiovisual exquisita. Las actuaciones son exageradas y todos los diálogos aparecen escritos en la pantalla. El único sonido es el de la música incidental. Obviamente está en blanco y negro. Esto puede ahuyentar a algunos espectadores, pero los abiertos de mente y los curiosos se quedarán para disfrutar de un trabajo audiovisual único. Los vestuarios y las locaciones están trabajados con gran detalle. Incluso, los realizadores se tomaron el tiempo de filmar en la fachada de una de las casas descrita por Lovecraft en la historia. Afortunadamente esa fachada sigue intacta. (Pueden verla acá: https://www.google.com/maps/@41.8276209,-71.4086756,3a,60y,354.04h,127.43t/data=!3m6!1e1!3m4!1seFUSy6HD8XA711Sy3aOk8A!2e0!7i13312!8i6656)

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La fotografía también es excelente, manteniendo alto contraste en todo momento  y exajerando las sombras cuando es necesario, también trabajando mano a mano con la dirección de arte en las partes más expresivas y extrañas. Dentro de toda esta excelencia técnica debo decir que hay una escena que parece extraña por su debilidad respecto del resto. Cuando hay una junta de científicos que discuten la procedencia de la pequeña estatua de Cthulhu, la música parece estar en un tono distinto al resto de la película y suena algo infantil, al igual que el maquillaje que hace parecer a los actores como niños en una obra escolar. Los bigotes, en especial se ven ridículos. La fotografía no aporta mucho, haciendo más evidente aún las deficiencias del maquillaje. 

Una vez superada esta escena, podemos olvidarla rápidamente porque se viene lo mejor del film. Primero está la escena en que el Inspector Legrasse lidera una redada en un pantano donde un culto a Cthulhu realizaba sacrificios humanos. La escena está filmada con maestría, cuidando que la iluminación y los ángulos de cámara mantengan la atmósfera y la tensión. Queda claro que todo está filmado en un estudio, donde la atención a los detalles es evidente. Luego de esto, el film utiliza cada vez más la estética del expresionismo alemán. Una secuencia onírica que anticipa lo que es la ciudad cadáver de R’lyeh, parece ser un homenaje directo al Gabinete del Doctor Caligari. Luego, cuando un grupo de marineros llega de casualidad a R’lirh, para descubrir al mismo Cthulhu y perder la cordura al verlo, los elementos expresionistas aparecen en toda su magnificencia. 

Esta última escena es crítica, ya que es donde se filma lo infilmable. Primero vemos que los marineros navegan por un inquieto mar hecho de sábanas que claramente son movidas por personas detrás de cámaras. En mi opinión, esta es una genial decisión, ya que nos prepara estilísticamente para lo que viene a continuación. Ya ha quedado claro durante la película que este no es un intento de hacer una adaptación realista, sino que quieren mantener la atmósfera del libro en el film. Lo que viene a continuación son una serie de hermosos trucos teatrales y cinematográficos que, si bien no replican exactamente lo descrito en el cuento original, logran retratar la ciudad de R’lyeh de manera singular, respetando el material original. Hay un plano en particular que me cautiva, en que uno de los marineros, escapando, salta desde lo que parece un gran escalón y luego cae dentro del mismo, revelando que el escalón pasó a convertirse en un hoyo. Es muy extraño el efecto, y consigue dar a entender lo extraña de la geometría no euclidiana descrita por Lovecraft. 

El film concluye en la misma escena del inicio, con el protagonista deshaciéndose de la evidencia de la existencia  de Cthulhu. Terminando en el inicio (o iniciando en el final), muy a lo Frankenstein. La conclusión, al igual que en el cuento, es desesperanzadora. No somos nada en este universo incomprensible, y existen fuerzas capaces de destruirnos con un solo movimiento, pero somos tan insignificantes que ni siquiera se molestan en hacernos desaparecer. Si llegan a hacerlo, sería por accidente y ni se darían cuenta. La hermosura del horror cósmico. 

Este es un film altamente recomendable para quienes han disfrutado leyendo el cuento The Call of Cthulhu. Es hermoso por si mismo, pero se puede apreciar mucho mejor al conocer la historia previamente, ya que se entiende cuáles con las cosas infilmables que los realizadores lograron filmar de alguna manera. Mi recomendación personal es que lean The Call of Cthulhu e inmediatamente después vean la adaptación cinematográfica. No les quitará mucho tiempo porque es bien corta. 

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